En la vida cristiana, mejor dicho en la vida general hay personas que siempre están tratando de ser alguien más, algunos porque han pasado por situaciones que les hacen desconfiar de la gente y pretenden esconder sus problemas dificultades para no salir heridos, para no ser juzgados y hacer lo que bien les pareciera.
Tristemente esta actitud no solo se da afuera de la iglesia sino que sucede dentro de la misma, y llamaremos a estas personas como lo hace Quin Sherrer y Ruthanne Garlock en su libro CÓMO ORAR POR LOS HIJOS PRÓDIGOS: "Son pródigos secretos", porque estos están en muchas partes. Muchos dicen ser cristianos llenan las bancas de la iglesia en casi todas las actividades de la iglesia pero sus corazones están lejos de Dios.
Estos se pueden sentar a nuestro lado en cada una de las reuniones que no asistimos y puede que su disfraz sea tan bueno que no nos demos cuenta en mucho tiempo de relacionarnos con ellos, tienen la biblia en la cabeza, podemos escucharles decir el plan de salvación de memoria y hasta hablarles a otros pero lo hacen para que nadie les diga: ¿porque no predicas?, ¿ por que no eres parte de un ministerio?, ¿ por que no te bautizas?; solo hacen esas cosas para no levantar sospechas ante nosotros.
Son muy parecidos a un personaje de un cuento que leí hace unas semanas, este habla sobre un esclavo de un sacerdote que ve su amo tiene muchas riquezas, que si lo mata puede quedarse con todo y es lo que hace, pero cuando intenta escapar comete un error que le cuesta la vida, el cuento termina así:
El negro Marcelo, en su desesperación por huir, se olvidó abrir la puerta principal, y en su delirio creyó galopar en un espacioso camino cuando solo daba vueltas alrededor del patio de la casa del cura.
Así como el negro Marcelo, estos pródigos secretos tienen la oportunidad de recibir las bendiciones de nuestro Dios, pero al igual que él se olvidan abrir la puerta principal, quitar aquello que los separa de tener una relación con Dios, se olvidan completamente de confesar sus pecados, como dice la Biblia:
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 1 JUAN 1. 9
Es Dios quien debe gobernar nuestros corazones, quien nos va dar la libertad, confesar nuestros pecados y reconocer la necesidad que tenemos de Él nos permitirá ser libres, y muchos de los pródigos secretos saben esta verdad pero no la aplican porque tienen otro amo:
Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro. Mateo 6: 24a
El versículo habla sobre las riquezas, pero puede ser otra cosa, puede ser un pecado, un ser querido, puede ser una raíz de amargura, lo que nos separa de Dios, y por mas que lo intentemos con todas nuestras fuerzas jamas tendremos a Dios como nuestro amo, hasta que no renunciemos a aquello que domina nuestra vida y buscamos ser siervos de Dios, hasta que no busquemos ser libres.
tengamos cuidado, primero mirémonos a nosotros mismos y veamos si somos libres de verdad si realmente, hemos decidido que Cristo habite en nuestros corazones, o somos imitadores de libertad, que buscamos ser libres del pecado pero estamos dando vueltas en la prisión del pecado, considerando ser libres estando atrapados, sin darnos cuenta que tenemos la llave para ser libres al alcance de nuestras manos, tenemos la oportunidad de ser limpios del pecado por la sangre de Cristo y ser libres de verdad.
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