2018-11-30

CRISTIANISMO AL GUSTO DE CADA UNO

El título de esta entrada es completamente irónico y al mismo tiempo una forma de vivir la vida cristiana de muchos creyentes. No escribo esto para juzgarlos y sentirme mejor que ellos, lo hago porque me doy cuenta que muchas veces hago exactamente esto.

Puede que no parezca pero estoy seguro que al igual que un niño pequeño que se niega rotundamente a comer la ensalada y la deja en el plato, hago lo mismo con muchas cosas que vienen junto a la vida cristiana, las dejo sobre la mesa porque no me gustan.

La imagen que adjunto a la entrada muestra como se puede armar una hamburguesa, la cual tiene muchos ingredientes que pueden darle cierto toque pero que no les gustan a todos:  algunos no le pondrían tomate y otros si; algunos que pretenden cuidarse seguramente no le colocarían tocino porque saben que contiene mucha grasa. Es decir que por más que tengamos todos los ingredientes vamos a armarlas según nuestro criterio, que varia según la persona.

Es cierto lo que dicen: sobre gustos no hay nada escrito, pero si encontramos en la Biblia la forma en que debemos vivir la vida cristiana, es más hay muchos pasajes que aparecen distintas listas que conforman una unidad, sobre la cual se enuncian sus elementos, estos se pueden estudiar uno por uno pero no olvidemos que forman parte un elemento indispensable en la vida cristiana,  están desde el inicio (cuando recibimos a Cristo como nuestro salvador) y deben crecer cada día en nosotros.

Vamos a ver algunas de estas listas, pero sin negar que hay muchas otras que podrían formar parte de este texto. La primera que se me viene a la mente, puede que también a muchos de ustedes es el fruto del Espíritu:

"Más el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad,  bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.  Gálatas 5: 22-23

Es un pasaje muy conocido, y puede que muchas veces hayamos escuchado que se trata de un solo fruto que tiene todas esas cualidades, pero a veces lo diseccionamos y nos quedamos con los que nos gusta de él, o con aquellas partes que nos resultan más fáciles; solo tomamos parte de él, cuando deberíamos aprovechar la totalidad del mismo.

A veces decimos: me quedo con lo del amor y el gozo, pero no voy a ser manso, las cosas se hacen como yo digo; otros dicen me quedo con la fe y la bondad pero a (nombre de cualquier persona) no lo soporto, no le tengo paciencia. Que triste pero todos nosotros, muchas veces, armamos un fruto del espíritu santo según nuestros criterios, como si se tratara de un plato de comida donde colocamos solo aquello que nos gusta.

Otro elemento necesario que viene junto a la vida cristiana que debe crecer, ser ejercido y reconocido es la sabiduría que viene de lo alto:

"Pero la sabiduría que viene de lo alto es primeramente pura, después pacifica, amable, benigna, llenas de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía" Santiago 3: 17

Otra ves vemos una lista que tiene ante puesto el verbo ser, todo esto nos dice que todo eso es lo que ella es, no que se trata de un proceso, sino que vienen conjuntamente, porque cada una de estas características  conforman la sabiduría. Pero al igual que con el fruto del Espíritu Santo la diseccionamos y escogemos lo que nos gusta, o lo que es más fácil. Hace unas semanas leí este pasaje en la NTV,  versión en la que en vez de benigna aparece: dispuesta a ceder ante los demás.

Esta frase me dejo pensando y me hizo reconocer que no soy de ceder ante los demás, que busco hacer las cosas solo según mi parecer, lo cual me trae muchos conflictos y frustraciones. Es como si me hubiera olvidado de mostrar buena voluntad hacia los otros y de generar buenas oportunidades de trabajar en equipo. Por así decirlo: inconscientemente le quise quitar lo benigno a la sabiduría de lo alto, solo porque me gusta hacer las cosas de una forma especifica, sin reconocer las capacidades y necesidades de los otros.

Otra lista que encuentro, que constantemente la he pensado como un proceso más que una unidad es la de 2da Pedro:

"(...) vosotros  también, poniendo diligencia por esto mismo,  añadid a vuestra fe virtud;  a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor." 2da Pedro 1: 5-7.

Una de las palabras que nos llevan a considerarlo como un proceso, es añadid; como si se tratara de colocar el siguiente ingrediente, lo cual no debe ser errado, pero esto se hacer para que formen parte de un todo, este todo es la naturaleza divina de la que habla Pedro en versículos anteriores, pero  constantemente al igual que los pasajes anteriores, lo diseccionamos y tomamos lo que consideramos que va con nosotros, con nuestros gustos o con lo que somos, cuando deberíamos ser transformados y que todo esto se vea en nosotros.

Hermanos, cuando nos acercamos a la BIBLIA y vemos distintas cosas que debemos cumplir y tener en nosotros, no estamos en la linea de armado de un sándwich de SUBWAY, donde escogemos el tamaño del pan, la carne, los vegetales y hasta los aderezos,  sino que debemos tomar estos elementos en su totalidad y para que así cumplan con su propósito a cabalidad, porque a diferencia de los platos de comida no podemos sustituir un elemento con otro, ya que están construidos a perfección porque Dios les dio forma y sabe que así funcionan.

Vivamos la vida Cristiana tal como su diseñador quiere, y no un cristianismo basado en nuestros gustos, los cuales son imperfectos y que pueden ser totalmente ajenos  a la voluntad de Dios.


2018-11-08

DIOS Y LOS LEGADOS FAMILIARES

No hay persona que no tenga un árbol genealógico, todos podemos recorrer la historia familiar hacia atrás, podemos desandar los pasos de nuestros padres, abuelos, bisabuelos y puede que una o dos generaciones más, pero ya estas ultimas requieren mucho trabajo porque implican un trabajo de investigación bastante arduo, cosa que ha muchos les gusta y lo realizan como un pasatiempo.

Al conocer la historia familiar conocemos mucho de la forma de proceder de nuestros padres y así podemos observar que constantemente hay repeticiones de generación en generación, con las cuales convivimos, las cuales repetimos inconscientemente y siguen presente en nuestra historia, también pueden estar presentes en las vidas de las generaciones futuras.

Obviamente estos hábitos, maneras de proceder y de actuar pueden tener un valor positivo o negativo, que afectan constantemente a nuestras vidas, como las de otros familiares, por lo que me pregunto:  ¿cuan importante es para Dios el legado familiar?, ¿la biblia habla sobre ello?
La respuesta es SI, y de una manera muy rotunda. Consideremos el libro de Números, en el antiguo testamento, que esta plagado de arboles genealógicos, tenemos los que están en Génesis y hasta nos encontramos con los arboles genealógicos que se desarrollan en los evangelios acerca de Jesucristo, demostrando que es el Rey prometido y que tiene linaje divino.

No se trata de simples argumentos, o de contenido para llenar las páginas sino que tienen una finalidad y podemos aprender mucho de ellos,  lo que quiero resaltar hoy es que  encontramos mandatos que deben ser cumplidos por todas las generaciones, uno de los más conocidos es:

Estos, pues, son los mandamientos, estatutos y decretos que Jehová vuestro Dios mandó que os enseñase, para que que los pongáis por obra en la tierra a la cual pasáis vosotros para tomarla; para que temas a Jehová tu Dios, guardando sus estatutos y sus mandamientos que yo te mando, tú, tu hijo, y el hijo de tu hijo, todos los días de tu vida para que tus días sean prolongados. Deuteronomio 6:1-2 

En este versículo vemos que el mandato alcanza, al menos en lo que se puede leer, hasta la tercera generación pero debemos considerar que es un mandamiento perpetuo que pasa de generación a generación de manera continua. Sin duda es, sera y ha sido de difícil de cumplir, porque pese a esto cada generación toma decisiones propias, porque ninguna es copia exacta de la otra, cada una es única.
Por eso vemos en la Biblia, que cada generación de los Israelitas es diferente a la anterior, algunos siguieron los mandatos que Dios les había dado, pero otras se olvidaron completamente de ellos y siguieron sus propios caminos sin tener en cuenta a Dios. Esto se ve claramente en la  historia de los reyes de Israel, constantemente encontramos dos maneras de proceder:

Asa hizo lo recto ante los ojos de Jehová, como David su padre (...) Nadab hijo de Jeroboam comenzó a reinar sobre Israel en el segundo año de Asa rey de Judá; y reinó sobre Israel dos años. E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, andando en el camino de su padres, y en los pecados que hizo pecar a Israel. 1 REYES 15:11, 25 y 26

Es muy interesante ver que en muchos de estos reyes, sobre todo a los que se le agrega el comparativo: "como David su padre", no son hijos sus hijos biológicos, sino que pasaron varias generaciones hasta que nacieran pero seguían los pasos de David, continuaban el legado que él dejo, como también estaban aquellos que abandonaban ese legado y seguían otro.
Pero cada  generación tomaba la decisión, miren pensando en esto me encontré con un articulo de psicología sobre el tema y una frase me llamo mucho la atención, veamosla junto con un pasaje de Ezequiel:

El niño nace ya con una historia genética, vincular y emocional, hereda la carga de recomponer a la familia a partir de alianzas y los linajes de los que ha nacido, por tanto hay una historia que lo pre – existe de la cual puede: ser heredero transmisor con nuevos desarrollos, o, ser prisionero de ella.


Me gusta mucho la ultima parte, porque aunque sea muy aventurado puedo verla en Ezequiel 18:

Supongamos que cierto hombre es recto y hace lo que es justo y correcto. (...) Pero supongamos que ese hombre tiene un hijo adulto que es ladrón o asesino y se niega hacer lo correcto. Ese hijo también comete todas las maldades que su padre jamás haría (...)Pero supongamos que ese hijo pecador , a su vez tiene un hijo que ve la maldad de su padre y decide no llevar esa clase de vida.  v. 5, 10, 14 (NVI)

El pasaje muestra tres generaciones, cada una decide si cumplir o no con la palabra de Dios, es cierto que la generación que nos continuara puede sufrir o beneficiarse de las decisiones que tomemos, pero cada una decide el camino que va a seguir. 

Si tenemos una familia que busca seguir a Dios tenemos el privilegio y la bendición de poder ser transmisores de ese legado, pero si somos parte de una familia plagada de malas decisiones que nos pueden apresar, podemos decidir como el ultimo hombre de los versículos de Ezequiel: "no llevar esa clase de vida."

Mi historia familiar esta plagada de continuidades y de discontinuidades, algunas cosas siguen persistiendo en el tiempo pero otras se han perdido, seguramente ha  de ser así en el futuro, ruego que persistan aquellas cosas que nos acercan a Dios y que se detengan aquellas cosas que nos pueden impedir seguir dando la gloria a Dios.

Para los que tienen una familia cristiana mantengan el legado que los guía a Dios, aquellos que son los únicos creyentes o que su circulo más cercano es la primer generación que tiene una relación con Dios, sepan que Dios esta empezando a construir un legado para su familia que transformara completamente su historia familiar.