2018-05-24

Volviendo al cauce original


En la literatura y en las artes  hay muchas formas de ilustrar o representar a la vida de los hombres, algunas son más fáciles de comprender otras no.

Una forma de ilustrarla es compararla a un rió que tiene un cauce natural, un destino que no esta completamente en control de uno sino que pasamos por diferentes curvas y contra curvas, por momentos donde la velocidad es vertiginosa o nos encontramos en lugares que se caracterizan por estar en calma.

A lo largo de la historia de la humanidad muchos ríos han cambiado su curso natural por causa de la mano del hombre, a veces para construir un pueblo en el  lecho del río, otras para facilitar el acceso al agua a distintos campos de cultivo , obviamente generando beneficios pero también tiene resultados adversos porque modifica los ecosistemas (altera su equilibrio, traen consigo desastres) y sus efectos se ven de forma explicita en muy poco tiempo.

La vida de toda la humanidad tiene un curso natural que es perfecto, el cual es tener una comunión genuina y profunda con Dios, nuestro creador:
   
    (...)Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza (...) Génesis 1: 26  (a y b)

Dios nos creó santos y perfectos para tener una relación con nosotros, para que le demos la gloria y la honra, es el cauce original de nuestra existencia; pero así como el hombre modifica el cauce natural de los ríos en su propio beneficio, durante la caída del hombre, Satanás busco y nos desvió del cauce original, haciendo que el hombre se cuestionara y desconfiara de la palabra de Dios:

Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer:¿Con que Dios os ha dicho: No comaís de todo arbol del huerto? (...) Entonces la serpiente dijo a la mujer: No morireís; sino que, sabe Dios que el día que comaís de el serán abiertos vuestros ojos , y sereís como Dios, sabiendo el bien y el mal. Génesis 3: 1, 4 y 5

La humanidad considero que veía un beneficio en esas palabras, no percibió el engaño y cambio su cauce, causando el mayor desastre para la humanidad y para la creación:

Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto pecaron. Romanos 5: 12

La muerte es la completa separación de Dios, es la interrupción abrupta y dolorosa de la comunión perfecta que tendríamos con nuestro creador sino hubiéramos caído.

El cauce de la vida de la humanidad fue alterado de tal manera que ciegos e inconscientes nos aferramos a el, esperando obtener los beneficios de una mentira, cosa que obviamente jamás va a suceder.

Estamos tanto tiempo atrapados en este cauce que nos parece el cauce natural y original pero no lo es, por eso Dios envio a su hijo a salvarnos y nos guia para transitar por el cauce original, el que teniamos cuando fuimos creados.

Esta transgresión se llama pecado y necesitamos que Dios nos abra el paso para el cauce original, camino que se abrió a partir del sacrificio único y perfecto del señor Jesucristo:

Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el lugar santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió atraves del velo, esto es de su carne (...) Hebreos 10:19-20

Para poder ingresar a este nuevo cauce que nos permite restaurar nuestra relación con Dios  es necesario reconocer a Jesucristo y su sacrificio en favor nuestro:

Sí confesamos nuestros pecados el es fiel y justo, para limpiarnos de toda maldad. 1 Juan 1: 9

En ese momento se restaura el cauce y volvemos al que deberíamos haber seguido desde el principio, volver al cauce original es recuperar la relación  Dios que estaba presente desde el momento en que fuimos creados.

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