Me doy cuenta que en todas las entradas que escribí hasta ahora, he hablado de mis inicios en la vida cristiana, de mi identificación con Cristo, de mis buenas y malas rachas en el camino de la Fe pero jamas hable de cuando me sentí parte de la iglesia a la que asisto desde ese entonces.
Si se que cuando recibí a Cristo comencé a formar parte de la Iglesia, más que una identificación espiritual que tiene que ver con la posición que tengo dentro de la misma por ser hijo de Dios como todos los otros se trata de una identificación personal, de poder decir que me sentí parte en algún momento determinado de mi historia, porque en las iglesias locales sucede muchas veces como en las familias necesitas tener intimidad, conocerlos fuera y dentro del hogar.
Cada uno de nosotros comparte recuerdos con su familia, los cuales son buenos y otros son malos, también existen secretos familiares que solo los miembros conocen y cuando llega un nuevo miembro, un cuñado por ejemplo, solo en el momento en que se siente constantemente alrededor de la mesa y entienda todo lo que se esta hablando puede llegar decir que lo hicieron a formar parte de la familia, y eso excede el momento en que tomo la posición de cuñado porque eso puede ser años antes o todavía puede faltar para que lo identifiquen como parte de la familia.
En mi vida, y creo que en la de muchos cristianos, un momento crucial para ingresar a formar parte de la iglesia local son los campamentos: ese momento del año en el que si vas estas obligado a convivir con los hermanos, donde hay un alto y después para tu relación con ellos. Si es que decides continuar relacionándote con ellos porque ahí ves de todo y muchas veces lo que ves se aleja de lo que escuchas y has visto de ellos los domingos.
En un campamento ves quien es amigo de quien, observas como son en los juegos: sabes quienes son competitivos, quienes prefieren estar sentados y no jugar, etc. pero sobre todo eres testigo de aquello que después del campamento se hablara por meses, identificaras quienes dicen las cosas como pasaron y quienes distorsionan la verdad; tristemente compartir un campamento te hace ver también los problemas existentes entre los hermanos pero lo bueno es que ves quienes buscan avanzar en su relación con Dios y quienes vas solo por ir.
Para mí, el primer campamento es inolvidable porque ahí comencé a formar amistades que son de bendición cada día pese que ahora se encuentran lejos de donde escribo, ellos me ayudan a crecer pero aquellos pensé que eran mis amigos tenían una mala costumbre, siempre hablaban de los otros y no cosas buenas: eran y muchos siguen siendo carroñeros.
Estoy seguro que también hablaban mal de mi: pero basta de recordar cosas que no vienen al caso por lo que mas que hablar sobre ellos voy a advertir a todos (eso me incluye a mi) que podemos ser carroñeros. Para los que no saben los carroñeros son animales que esperan encontrar animales muertos y alimentarse de ellos, y yo pienso que aquellos que hablan sobre las caídas de los demás, que esperan que alguien se equivoque para hablar con ellos tienen la misma costumbre y muchas veces, y lo digo con pesar, son los que alejan a personas de la palabra de Dios y de la oportunidad de ser parte de la iglesia.
En la Biblia hay varios versículos que me hacen pensar en eso:
Porque vosotros, hermanos a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servios por amos los unos a los otros. Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros. Digo pues: Andad en el Espíritu y no satisfagáis los deseos de la carne. Galatas 5: 13- 16
que sentencia severa es la parte subrayada del texto, yo me pregunte y es algo que creo que todos deberiamos preguntarnos constantemente: ¿ soy parte de los que muerden y comen a los hermanos de la iglesia?, ¿soy un carroñero de los hermanos de la fe?, me hubiera gustado responder que no pero la verdad que dudo que en algún momento no lo haya hecho, que en algun momento no haya cambiado el alimento espiritual por la carne de mis hermanos ( da miedo solo escribirlo, cuanto más sera si llegó a reconocerme como tal), pero eso es porque alimentamos a la carne por eso el pasaje continua:
Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley, y manifiestas son las obras de la carne (....) Galatas 5:17- 19a
por lo que si andamos bajo el Espíritu, es decir guiados por Dios si nos identificamos como carroñeros, por más dolorosa sea la identificación, es para que dejemos de serlo para cambiar nuestras actitudes y sea el Fruto del Espíritu lo que se manifieste en beneficio de los otros y podamos dar gloria a Dios. Si esto es así dejaremos de ser carroñeros y nos transformaremos en aquellos que responden ante la necesidad de los hermanos y los levantamos, animamos, fortalecemos para que continúen en la fe, es decir cumplimos con:
HERMANOS; SI ALGUNO FUERE SORPRENDIDO EN ALGUNA FALTA, VOSOTROS QUE SOIS ESPIRITUALES, RESTAURAD LE CON ESPÍRITU DE MANSEDUMBRE, CONSIDERÁNDOTE A TI MISMO, NO SEA QUE TÚ TAMBIÉN SEAS TENTADO
GALATAS 6: 1
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