2017-05-13

REPITIENDO LENGUAJE BÍBLICO


La semana pasada les conté como un hermano que era muy molesto porque siempre me preguntaba si había leído mi biblia me hizo reflexionar sobre la importancia de tener un habito saludable de leer la palabra pero que no es suficiente con ser leídas, sino que deben ser vividas.

El paso de que palabras no solo sean leídas sino vividas es complejo y requiere un compromiso grande y mucha conciencia de uno para poder hacerlo, porque no solo deben estar en lo cotidiano sino que deben pensarse de forma correcta. Desde el inicio de mi vida cristiana he estado aprendiendo palabras nuevas, al menos para mí y muchas ni siquiera tenía idea de lo que significaban.

Si doy una lista de las mismas siento que no acabaría mas: oración, adoración, alabanza, comunión, fe, convicción, bautismo, pecado, dones, etc. Seguramente pueden añadir muchas más a esta lista; Es verdad que cuando pasamos mucho tiempo con una persona o con un grupo de personas terminamos usando las mismas palabras y hasta los mismos gestos.

Lo mas llamativo es que uno no se da cuenta hasta que no se lo dice el otro, en mi caso fue mi mama que me dijo que cambie mucho mi manera de hablar y hasta me comenzó a preguntar por las palabras nuevas que había incorporado porque las hablaba muy seguido,  hasta una vez me escucho repasando versículos de la biblia y no los entendía, yo pensaba que los entendía pero cuando llegaban esas palabras difíciles que yo solo las repetía porque estaban ahí me daba cuenta que no era capaz de explicarle correctamente el versículo.

esos momentos, en los que mi madre me demandaba razones de mi fe, del porque decía una cosa y no otra, se transformaron en una señal de advertencia en mi vida y también en un momento incomodo porque solo le decía: la biblia lo dice así y ella me contestaba: si te dice que me mates lo vas  a hacer, con esa actitud combativa que tanto la caracterizo por mucho tiempo.

Leer la Biblia es importante, pero muchas veces la leemos como esos carteles en los negocios que dicen vuelvo en cinco minutos o como una historieta que la usamos como distracción para cuando tenemos un tiempo libre, o para callar a quienes nos exigen que la leamos.
Somos cristianos y nuestro deber es estudiarla, saber que decimos y porque lo hacemos, pensemos en
Josue el cumplió aquello que Dios le pidió que hiciera y es por eso que fue un líder esplendido para Israel:

"Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas `prosperado en todas las cosas que emprendas. Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditaras en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.                                     JOSUE 1: 8-9

En alguna reunión hemos escuchado estos versículos, o los hemos leído, se los decimos a los otros de memoria pero meditar en su palabra es estudiarla a detalles, es cierto que no todos amen sentarse a leer pero es obligación hacerlo, y Dios no lo exige por mero capricho sino que hace para que seamos de bendición unos a los otros.

"La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos  unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con Salmos y cánticos espirituales."                                                                      COLOSENCES 3: 16


 El texto de Colosences dice que more en vosotros, no dice que more en sus casas materiales, que podamos encontrar 50 versiones en una casa, sino que su morada sea nuestro ser, nuestra mente, nuestro corazón y ahí podremos enseñar correctamente a los otros y ayudar a aquellos que hoy están lejos. La biblia dice que nos guardemos de las vanas repeticiones en la oración pero cuantas veces muchas palabras que decimos solo son repeticiones.

Espero nos guie Dios a todos a que no repetamos el lenguaje cristiano sin saber que decimos o sin vivirlo sino que cada vez que usemos esas palabras seamos plenamente conscientes de lo que decimos y que sean de bendición en la vida de los otros, como en las nuestras.

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